viernes, mayo 3, 2024

Cómo prevenir el bullying y evitar su impacto negativo en las infancias

La importancia de validar la palabra de los chicos e involucrar a la familia, la escuela y la comunidad en la atención de un fenómeno que no distingue clases sociales

Por Noelia Leiva

Según un estudio realizado en el marco de las evaluaciones PISA que miden el avance académico en asignaturas comunes a la educación secundaria, un o una estudiante que es víctima de bullying puede descender en sus conocimientos sobre matemática 40 puntos, lo que equivale a haber perdido un ciclo lectivo completo.

La respuesta a esa asignatura es solo un ejemplo de las consecuencias que esta forma de violencia tiene sobre las infancias y adolescencias. No se ven solo en el aprendizaje, sino que pueden afectar el bienestar emocional y limitar el desarrollo personal y el de sus vínculos.

Es clave analizar las causas sociales, grupales e individuales de este fenómeno, y cómo pueden intervenir la escuela, las familias y la comunidad para prevenirlo.

El bullying o acoso escolar es una práctica que responde a factores personales y culturales y que puede manifestarse como agresiones físicas, verbales o prácticas excluyentes de una persona o grupo de personas hacia otra en un contexto educativo.

Desnaturalizar la agresión

Según datos del Observatorio de Argentinos por la Educación de 2023, en el país más de 7 cada 10 estudiantes reconocen que en la escuela suceden episodios de discriminación por aspecto físico, una proporción apenas superior a quienes identificaron acoso por características personales o familiares.

Poco más de la mitad de las personas consultadas por el estudio titulado ¿Cómo perciben la convivencia escolar los alumnos y directores de secundaria? identificaron amenazas o agresiones entre personas del mismo curso.

Cuando una parte o todo un grupo escolar agrede a alguien puede suceder, por ejemplo, que estén imitando prácticas naturalizadas de sus entornos, tanto familiares como de las redes sociales.

También puede darse que la persona que resulta víctima del maltrato pertenezca a una población vulnerada en la sociedad en general o cuente con características físicas, actitudinales o emocionales que la cultura todavía señala como raras y expulsables.

Por ejemplo, ser el único varón que se declaró públicamente gay en un universo escolar de chicos donde se asume la heterosexualidad obligatoria, como muestra la serie Heartstopper. Las prácticas odiantes no son sólo cuestión de ficción.

Pero como en una serie, para que esta forma de acoso se produzca y sostenga en el tiempo -una característica específica de estos procesos- se dan ciertos roles: victimas, victimarios y espectadores, tanto quienes solo observan como quienes se ríen de las agresiones. Sin embargo, otra característica del bullying es que las formas de participar en estas acciones no son estáticas y por eso a la hora de entender los orígenes de cada situación concreta de agresión es importante mirar su dinámica.

La comunicación, obstáculo y herramienta

En la era de la hiperconectividad, las infancias y adolescencias se mueven como pez en el agua cuando se trata de redes sociales. La comunicación constante y por diversas plataformas son parte de su forma de conocer el mundo, pero a veces puede traer consecuencias negativas.

Lo que antes quedaba en el aula o en un espacio concreto, con las redes sociales puede llegar a un mundo sumamente enorme”, identificó María Zysman, psicopedagoga y directora de Libres de Bullying.

“Al estar siguiendo a ciertas personas, como streamers, youtubers o tiktokers, a veces se genera un trato que los chicos imitan o se apropian, con determinado vocabulario y contenidos sumamente discriminatorios”, ahondó.

Mientras multiplicar campañas públicas de sensibilización puede ser positivo para tomar conciencia, en la comunicación más personalizada parece estar la clave para la prevención e intervención.

“Cuando un chico o chica cuenta que le están haciendo bullying, primero se debe escuchar y nunca descalificar lo que diga. No decir que exagera, fabula o se lo busca.

Como personas adultas, lo más difícil es mantener la calma sin minimizar ni exagerar”, entendió Zysman, cuya organización adhirió al plan nacional Argentina contra el Bullying.

Las medidas que se tomen posteriormente se deben consensuar para consolidar el vínculo de confianza. Según recomienda el Equipo Antibullying Argentina (ABA), “está demostrado que las intervenciones más eficaces son aquellas que tienen un enfoque integral y multimodal, es decir que trabajan sobre todos los actores involucrados”, como estudiantes, familias, docentes, personal no docente y equipos directivos.

Buena convivencia

La mejor forma de prevenir casi cualquier fenómeno es hablar sobre ello. El bullying no es la excepción. “Se supone que una escuela que se preocupa por gestionar correctamente la buena convivencia tiene una serie de medidas para responder frente a la aparición de estos fenómenos. Cuando uno analiza institucionalmente por qué pasan situaciones de acoso muchas veces sucede que faltan mecanismos para detectarlos tempranamente y para establecer cómo proceder”, explicó Alejandro Castro Santander, especialista del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo e integrante de Argentinos por la Educación.

Una vez detectado un caso de bullying, es recomendable que tanto las familias como la escuela puedan brindar escucha y contención. Cuando una institución establece indicadores tempranos, resulta positivo para el futuro porque cuando el acoso “dura en el tiempo, es muy contagioso. No va a haber un caso sino muchos”, analizó.

Sin distinción de clases

A contramano de los prejuicios que enfocan la conflictividad en escenarios desfavorecidos, una buena gestión de la convivencia y la prevención de las situaciones de violencia son la clave para desincentivar ese proceso, independientemente del contexto socioeconómico donde funciona cada escuela.

Argentinos por la Educación analizó las métricas de PISA 2018, una evaluación sobre los logros en el aprendizaje en adolescentes de 15 años del mundo.

“Descubrimos que un estudiante que sufría violencia física tenía 41 puntos menos en matemática, que según los parámetros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) -que las coordina- es como perder un año escolar. En el caso de la pertenencia, la puntuación equivalía a 1.7 años escolares menos, porque para un adolescente sentirse parte del grupo es fundamental”.

Promover y construir un ambiente escolar libre de violencias afecta positivamente “la permanencia en la escuela y el rendimiento de los estudiantes”, destacó Castro Santander.

En definitiva, prevenir y ayudar a ponerle fin a situaciones de acoso en el ámbito educativo hace al derecho de las infancias y adolescencias a aprender y desarrollarse integralmente en un espacio fundamental para sus vidas, como el de la escuela.

“Yo soy porque nosotros somos”

“Es fundamental fortalecer la autoestima de nuestros hijos y alumnos. La mejor herramienta para enfrentar el acoso es que aprendan a quererse”, sintetizó Arístides Álvarez, de la asociación civil rosarina Si nos reímos, nos reímos todxs.

Para promoverlo, organizan Rondas de Paz, talleres para prevenir violencias en las que se convocan a familias, escuelas, adolescentes y representantes del sector público.

Cuando se le pregunta por qué la prevención del maltrato es la columna vertebral de su organización, la respuesta se sostiene en cifras: “Tal como informa UNICEF, 3 de cada 10 niñas, niños y adolescentes sufren bullying en el mundo, 7 de cada 10 lo presenciaron y cerca de 200 mil chicos se suicidan por año por este flagelo”, explicó.

Para desarmar una problemática tan grande, también se puede empezar por casa y por el aula. “Es importante fomentar el trabajo colectivo el individual y competitivo. No ser indiferentes, ser solidarios y empáticos. Divertirnos, pero entre todos, sin que nadie salga herido o humillado. La broma termina cuando lastima a alguien. Como dice la filosofía Ubuntu de origen africana, ‘yo soy porque nosotros somos´”, recalcó.

Tal como sintetiza el nombre de su organización, en un grupo de pares “ninguno puede ser feliz si uno o los demás están tristes”.

Más recursos sobre este tema:

Argentinos por la Educación

Equipo ABA

Si nos reímos, nos reímos todxs

Libres de Bullying

Micrositio de Convivencia del Portal EDUC.AR
Área de Convivencia Escolar en Argentina.gob.ar
0800- Convivencia Escolar

Línea 102, la línea de las chicas y los chicos

 

 

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