Por Silvia Fiore
En Argentina, 9 de cada 10 jóvenes tiene dificultades para encontrar trabajo. Entre ellos, 7 de cada 10 señalaron que la falta de experiencia es el principal obstáculo para encontrar empleo formal; mientras que el 72% de los jóvenes encuestados tuvo que insertarse en un área laboral que no es de su interés.
Los datos se desprenden de un estudio realizado por Junior Achievement Américas y ManpowerGroup en Latinoamérica, entre más de 13 mil jóvenes y 500 empresas de 14 países.
Cómo atender esta demanda de una amplia franja de futuros trabajadores que están a la espera de una primera oportunidad laboral en un contexto cada vez más competitivo y en los casos de menores recursos económicos- con la amenaza de la exclusión acechándolos.
Desde la Fundación Forge trabajan desde hace dos décadas “motivando a jóvenes económicamente vulnerables para que accedan a una vida de calidad a través del trabajo, el aprendizaje continuo y el compromiso con la comunidad”.
El programa que llevan adelante “se focaliza en el desarrollo de habilidades socioemocionales y digitales clave para los trabajos del futuro y la adaptación a escenarios cambiantes”. Para eso, trabajan junto a empresas y participan de redes internacionales.
En función de la experiencia de Forge, ¿considera que hay mayor involucramiento del sector privado en colaborar con la inserción laboral de los jóvenes?
En Argentina al igual que en otros países de la región, el desempleo juvenil forma parte de la agenda social, sin embargo las políticas públicas puestas a disposición para aminorar esta problemática no han funcionado.
En épocas de alto desempleo, los jóvenes (especialmente los de sectores vulnerables) son los primeros que quedan afuera, porque compiten por posiciones de entry level con trabajadores con experiencia
Desde el sector privado, existen empresas que entienden que si le dan empleo a los jóvenes no solo incorporan talento sino que les permiten desarrollar un proyecto de vida y de esta forma se beneficia la sociedad en su conjunto.
¿Por qué es necesario que el sector privado se involucre en este tema? Y El Estado? debería sumarse a la promoción de formación y vacantes para los jóvenes?
Las empresas son las generadoras de empleo y aunque su fin es generar ganancias, cumplen un rol vital en la sociedad. El trabajo no solo te permite generar ingresos, sino que te ordena, te hace sentir útil, te forma, te permite proyectar y concretar sueños. En cuanto al Estado es el responsable de garantizar las condiciones necesarias para que las empresas cumplan con ese rol.
¿Cuál es el principal desafío que enfrenta la Argentina en relación a esta afirmación y por qué debe atenderse cuanto antes?
Un joven sin empleo registrado tendrá que buscar la forma de generar ingresos a través de la informalidad. La informalidad muchas veces genera abusos y no les permite proyectarse a futuro.
Para pasar de la informalidad al mundo del trabajo formal les costará mucho tiempo y en el caso que no lo logre será alguien que necesitará, en un futuro, auxilio del Estado. Es por eso que debe ser un tema de agenda.
Esta situación es mucho peor para jóvenes en situación de pobreza, porque en su mayoría no tienen acceso a esa red de contactos que muchas veces los jóvenes de otros estratos sociales utilizan para acceder a sus primeras experiencias. Trabajan en lo que pueden, y está demostrado que una vez que se ingresa al círculo de la informalidad y la precariedad laboral es muy difícil salir.
¿Cuales son las variables que deben tener en cuenta para que los programas de inserción laboral de jóvenes resulten exitosos?.
Muchos programas tienden a formar a los jóvenes con habilidades técnicas creyendo que es lo que necesitan para poder acceder a un buen empleo.
Los 20 años de experiencia de Forge formando jóvenes para que accedan a su primer empleo formal, nos dice que son la habilidades socioemocionales las que les falta desarrollar, como confiar en ellos mismos, conocer sus virtudes, lograr una comunicación asertiva, saber trabajar en equipo, desarrollar la capacidad de adaptación al cambio y con ello permitirse proyectar a futuro atreviéndose a soñar.
¿Y la educación también debería acompañar estos procesos?
La escuela secundaria podría estar más atenta y receptiva a los cambios del mercado laboral al que los jóvenes se incorporarán, para preparar a sus estudiantes; y debieran generarse condiciones para que las empresas puedan involucrarse en la preparación de la siguiente generación, no sólo demandando personas con ciertas habilidades sino también invirtiendo en su desarrollo.
Los programas de inserción más exitosos son los que ofrecen soluciones reales, prácticas y concretas, tanto a los jóvenes como al mercado laboral;
los jóvenes necesitan generar ingresos sostenibles y desarrollarse y las empresas necesitan talento; unir a las partes, tendiendo ese puente, es la clave.
Más información sobre el trabajo de la Fundación Forge
