Los ambientalistas reclaman que el Congreso avance con la norma pendiente de ser aprobada desde hace casi 10 años. Por qué es vital preservar esos espacios para el equilibrio ecológico y regular las actividades humanas que los ponen en riesgo.
Por Hernán Chiesa
Organizaciones ambientalistas están en estado de alerta y refuerzan día a día con firmeza su reclamo para que la tan demorada Ley de Humedales sea sancionada. Es una carrera
contrarreloj. Después de casi 10 años de postergaciones, el plenario de comisiones de la
Cámara de Diputados aprobó esta semana un dictamen de mayoría para poder llevarlo al
recinto, donde debe ser debatido y sancionado por ambas cámaras.
Cuando a mediados de septiembre último el humo cubrió la atmósfera de Rosario, miles de personas se manifestaron por las calles de esa ciudad santafesina. La visibilidad era mínima, el aire irrespirable. Lo mismo ocurrió en Entre Ríos, en Corrientes y en Buenos Aires, donde el olor a quemado y el humo llegó al norte del conurbano y afectó la Capital Federal. La noticia se escuchaba en radios y todos los noticieros de la televisión reflejaban lo mismo: quema de pastizales en la zona del Delta del Paraná y una ley de Humedales que jamás logró ser sancionada, a pesar de que está en carpeta legislativa desde hace casi 10 años.
El valor del agua
Según el portal argentina.gob.ar, a nivel global se calcula que los humedales cubren 12,1 millones de kilómetros cuadrados aproximadamente, aunque su extensión fue disminuyendo desde 1970 hasta un 35 por ciento. Son esteros, bañados, salinas, albuferas y representan uno de los ecosistemas más variados y valiosos de la Tierra, indispensables para los seres humanos y la naturaleza por los beneficios y servicios que proporcionan.
Fernando Miñarro, director del Departamento de Conservación de Fundación Vida Silvestre Argentina, destacó a Intersercción.ar que los humedales abarcan en Argentina unos 600 mil kilómetros cuadrados, es decir entre el 21 y 23 por ciento del territorio, y resaltó la necesidad de protegerlos por el factor “clave” que aporta el agua en los ecosistemas.
“Esta variedad hace que sean muy valiosos para la biodiversidad que albergan y por la cantidad de servicios ecosistémicos y bioambientales que brinda”, reseñó Miñarro. Y advirtió que ”hay que pensar que el agua dulce es muy escasa en el planeta Tierra, ya que solo el 2.5 por ciento de toda el agua es dulce. Y pensemos en cuánto de eso es agua potable porque también está muy afectada por el cambio climático, las sequías, la contaminación por malos usos del ser humano”.
Un reclamo histórico
Las organizaciones sociales y vinculadas a la conservación de la biodiversidad llevan años de lucha de todo tipo, silenciosa y no tanto. A veces, una pelea desigual. Rodolfo Martínez, integrante de la Multisectorial de Humedales, profundizó en que proteger los humedales es “hablar del resguardo de uno de los últimos ecosistemas que podemos tener acceso por su importancia en tanto biodiversidad, pero también desde un punto de vista humano: estamos hablando de agua potable, de la prevención de inundaciones, pero también de las economías como la pesca artesanal, la apicultura, la ganadería isleña, o sea es el último ecosistema que no ha sido depredado por las políticas económicas”.
Los beneficios que devienen de los humedales son innumerables y variados, coinciden los expertos. “Son los mayores sumideros de dióxido de carbono y también son las esponjas de la naturaleza porque tienen la capacidad de contener los excedentes de agua producto de las precipitaciones y también de retener el agua en periodos de sequía”
Así lo afirmó dijo Ireí Berduc Fernández, integrante de la Multisectorial por los Humedales de Paraná, para luego agregar que “humedales fluviales como el del Paraná, regulan todo el sistema, son filtros naturales de agua que retienen tóxicos y metales pesados”.
¿Y entonces, quien podría estar en desacuerdo en proteger algo tan indispensable? Existen presiones de todo tipo sobre los humedales que se relacionan, casi siempre, a cuestiones económicas, con cambios en el uso del suelo, en las alteraciones en la dinámica del agua, en la extracción de peces, madera, pasto, en la contaminación, o en la introducción de especies exóticas y el cambio climático. Un combo letal en las pretensiones de conservación sin una ley que los proteja. Y así, las organizaciones sociales que trabajan en la concientización sobre la necesidad de mantener los humedales enfrentan lo que Berduc Fernández califica como chocar contra “la fuerza de tres lobbys: el inmobiliario, el agropecuario y el minero”.
Miñarro, de Vida Silvestre, considera que “la Ley de Humedales es de ordenamiento ambiental del territorio. Lo que se pretende es inventariar los humedales, o sea conocer cuáles son los que tenemos y en base a eso ordenarlos en cuanto al uso”.
Y buscó darle mayor claridad: “Es decidir, según el tipo de humedal que estamos hablando y su ubicación, qué tipo de actividades económicas se pueden hacer allí, que sean compatibles con el bienestar de estos ecosistemas, con su conservación. Estamos hablando de qué actividades promueven un uso sostenible”.
#LeydehumedalesYA
Este año se presentaron 10 proyectos de ley vinculados a este tema en Diputados y otros 5 en el Senado. Tras arduos debates, esta semana se firmó un dictamen de mayoría en el plenario de las comisiones de Recursos Naturales, Presupuesto y Agricultura. También se aprobó otro proyecto en minoría. Ahora, los Diputados tienen tiempo de considerarlos y debatirlos hasta el próximo 30 de diciembre, cuando finaliza la prórroga establecida para el período de sesiones ordinarias.
Valeria Enderle, integrante de Fundación Cauce y que junto a las organizaciones Casa Rio y Taller Ecologista, entre otras, adhirió a esa petición de “Ley de Humedales YA”, coincidió en la “urgencia” que demanda el tratamiento por parte de legisladores de esa norma ante una exasperante “falta de control” que deriva en que los humedales “se degraden día a día a un ritmo acelerado”.
Las palabras se repiten entre los expertos cuando explican los factores que afectan esos ecosistemas: agricultura, ganadería, minería, cuestiones inmobiliarias, cambio climático. No son todas, no son las únicas. “Esta crisis ambiental que tenemos debe ser solucionada con justicia social y ecológica”, sentenció Enderle.
Las manifestaciones en las distintas ciudades afectadas por el humo de la quema de los pastizales demostraron que los temas ambientales están mucho más presentes en la sociedad y que los vecinos se involucran. “Es evidente que el cambio climático impacta con mucha más fuerza y eso hace que la gente adquiera conocimientos que antes no tenía y entienda lo que provoca sobre el planeta”, dice Miñarro.
Todas las organizaciones vinculadas al tema sumaron sus sensaciones respecto al futuro, todas coincidieron en la conservación de la naturaleza y todas aclararon que la protección de la biodiversidad no tiene sólo que ver con las especies en peligro de extinción, con la flora y la fauna, sino también con el bienestar de las personas. Ahora y en las generaciones futuras.
Rumbo al millón de firmas
Al día de hoy, más de 800 mil personas firmaron la petición Ley de Humedales YA que fue lanzada a través de la plataforma Change.org. Los promotores de la campaña aspiran a llegar al millón de personas que apoyen la propuesta. “Tienen funciones esenciales como el control de la erosión costera, estabilización de los microclimas, el sustento de la diversidad biológica, la retención del carbono, generando calidad del aire, y purificación del agua a través de la remoción de tóxicos y la retención de sedimentos y nutrientes, motivo por el cual se constituyen como ‘Riñones del Planeta’”, dice en uno de los párrafos. Para sumarse a esta petición, firmar aquí Ley de Humedales
