La multitudinaria celebración del triunfo argentino en el Mundial es también una invitación a re-pensarnos como sociedad, más allá de las diferencias. Aquí, la reflexión de Fabiana Fondevila inspira a asumir nuevos desafíos.
Por Fabiana Fondevila, escritora y oradora. Impulsora de la Red Mujeres en Acción
Con el grito del triunfo todavía sonando en nuestras gargantas, y la emoción de los festejos en la piel, me nace compartir una suerte de invitación. No es una invitación a un evento o un lugar, sino a una forma de pensar y sentir, que quizás nos esté convocando a todos.
La victoria del Seleccionado fue motivo de regocijo para un pueblo que enfrenta desafíos diarios, que sabe de desavenencias, pero que también comparte una historia de profundos sentires colectivos.
Las fisuras que separan a amigos, vecinos y familias parecieron eclipsadas por las ondas expansivas de la alegría. Con la pandemia aún rondando, los festejantes compartían tragos en las esquinas, se juntaban a vitorear con otros grupos, se subían a lo que hubiera a mano para expresar esa sensación única que es el éxtasis compartido. En una escena que alguien capturó, un celebrante regaló una camiseta de la selección a un cartonero que pasaba con su carro, y el abrazo que siguió lo dijo todo.
Los seres humanos necesitamos de la antigua medicina de juntarnos con otros, hacer con otros y celebrar con otros. Incluso con extraños; ¡particularmente con extraños! Cuando esto sucede, algo adentro nuestro se serena, y el mundo parece calzarnos mejor, como si -por un rato, al menos- no tuviéramos que andar tan defendidos.
¿Podemos vivir en este estado de comunión? No, pero podemos canalizar esa energía hacia las tareas importantes que nos convocan, y así generarlo más a conciencia, más a menudo. Abocarnos a esas tareas que parecen imposibles, pero que si las encaramos juntos, no lo son.
La palabra “heroísmo” tiene su raíz en “eros”, o amor. Los héroes son servidores, cuidadores de otros. Pero la era de los héroes solitarios terminó. Estos son tiempos de heroísmos colectivos, participativos. Y la recompensa de este nuevo “viaje del héroe” es poder vivir una comunidad verdaderamente global, donde nadie nadie sea olvidado, ni excluido.
¿Podemos postular como rival a la pobreza, a los incendios, al cambio climático, al prejuicio y la discriminación? ¿Podemos decidir seguir juntos, mañana, como si fuéramos todos de un mismo equipo?
*Fabiana Fondevila es periodista, escritora, oradora y facilitadora de talleres de auto-transformación. Además, es la impulsora de la Red Mujeres en Acción que reúne a más de un centenar de voluntarias de 6 países y brinda asistencia a las víctimas de la violencia de Género.
En 2018, publicó Donde vive el asombro. Prácticas para cultivar lo sagrado en la vida cotidiana. En 2017, su novela Ana despierta ganó el segundo Premio Sigmar para Literatura Infantil y Juvenil.
