Por Lorena Moscovich*
Cuando los recursos son pocos y las necesidades muchas es difícil pensar en innovar. Tal vez porque cuando pensamos en innovación tenemos en mente hacer cosas diferentes, nuevas y distintas a lo que sabemos. Pero vengo a proponerles pensarlo diferente.
Hace unas semanas estuve en Butan, es un país muy pequeño entre Tibet, India y Bangladesh. Allí nos reunimos los jefes de experimentación de 52 de los 91 laboratorios de aceleración que existen en PNUD. En el cierre del encuentro nos sorprendió la visita del Primer Ministro, Tshering Tobgay. Desde su punto de vista, la diferencia entre los países desarrollados y los no desarrollados está en su capacidad de innovar.
Sin embargo, para él, la innovación no está en lugares distantes si no en lo valioso de los saberes y recursos locales. ¿Cuál era el rol de la innovación entonces? En primer lugar, animar a las personas, las comunidades y también a los gobiernos a darse cuenta de que saben, es decir, hacerles saber que saben.
El diseño colaborativo se basa en esta idea. Los procesos participativos, la participación ciudadana, las consultas, los procesos co-creativos, ¡Afortunadamente! no son nuevos. En este enfoque, todos los actores involucrados en un proyecto consensuan cada uno de sus aspectos: objetivos, acciones, dinámicas y cada material necesario para llevarlos a cabo. Los resultados finales también se comparten y se someten a consideración de estos.
Esta forma de trabajo lleva tiempo, ¡mucho tiempo!; pero es posible gracias a un camino consciente de conocimiento mutuo, trabajo en equipo y construcción de confianza.
¿Qué tiene que ver esta forma de trabajo con la posibilidad de innovar?
El Co_Lab busca trabajar con intervenciones a pequeña escala que identifican, testean y promueven soluciones territoriales innovadoras que tienen el potencial de acelerar nuestro conocimiento sobre los problemas complejos que afectan el desarrollo. A su vez, estas soluciones son diversas. Abordan diferentes aspectos de un problema, con diferentes medios y estrategias, de modo que tienen una lógica de portfolio, en temas como inclusión digital, ciencia ciudadana o inteligencia artificial.
Los pilotos y experimentos que realizamos nos permiten analizar el funcionamiento de las soluciones y su potencial implementación a mayor escala. Para ello, apelamos a la inteligencia colectiva mediante el diseño colaborativo de acciones, que puede usarse para actividades presenciales o virtuales
En el diseño colaborativo, la puesta en marcha e implementación de una intervención puede involucrar a numerosos actores: ciudadanos, organizaciones y funcionarios gubernamentales, que provienen de diferentes disciplinas y contextos. Esto implica que cada uno tiene su propio bagaje cultural..
La pluralidad de miradas supone un desafío, pero también una enorme oportunidad considerando que un mismo problema puede ser pensado y abordado de formas conceptualmente diferentes.
Precisamente, el enfoque de diseño colaborativo consiste en que los actores formen parte activa del diseño del proyecto en lugar de ser simples espectadores del resultado.
Esta metodología ayuda a alinear expectativas, métodos y resultados. Por ejemplo, puede suceder que, al trabajar con contrapartes estatales, tengan determinadas necesidades, saberes o limitaciones que nosotros desconocemos. Algo similar puede pasar al trabajar con la ciudadanía ya que nadie conoce mejor las preocupaciones de los ciudadanos que ellos mismos
En definitiva, el modelo colaborativo nos conduce a resultados inclusivos, producto del aporte de todos los actores, permite ahorrar y usar de manera más eficiente el tiempo, el dinero y otros recursos con los que se cuenta.
En el camino, esta colaboración profunda supone una toma de conciencia de todo lo que se sabe y lo valioso que es, en definitiva, como en Bután, la tarea del CoLab es acompañar para que los verdaderos expertos, las personas y sus organizaciones en territorio sepan lo mucho que saben.
*Lorena Moscovich es Jefa de experimentación del laboratorio de aceleración de PNUD. Investigadora afiliada. Universidad de San Andrés. Autora de la Guía Diseño Colectivo de Acciones. Inteligencia Colectiva para experimentar y escalar con otros, editada por el Co-Lab/ PNUD
El valor del Diseño Colaborativo de Acciones
El Laboratorio de Aceleración (CoLab) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Argentina lanzó su publicación «Diseño Colaborativo de Acciones», una guía generada para involucrar a todos los participantes en la creación e implementación de experimentos e intervenciones en territorio.
Este enfoque colaborativo utiliza herramientas de inteligencia colectiva, un método que fomenta un diálogo estructurado y aprovecha la diversidad de conocimientos y experiencias del equipo. Es costo efectivo, mejora la coordinación y aumenta la legitimidad y adopción de las acciones.
El Diseño Colaborativo permite obtener un amplio portfolio de acciones con resultados útiles y extrapolables a partir de relativamente pocos recursos. El informe explica el proceso y ofrece ejemplos y recursos para aplicarlo en proyectos propios.
Inteligencia Colectiva
La inteligencia colectiva se promueve usando técnicas de facilitación para lograr un diálogo libre y ordenado a la vez. El diálogo es libre cuando todas las ideas, voces y opiniones pueden expresarse de modo seguro, sin sentirse censuradas o coartadas.
En un ambiente seguro para todos los participantes quiere decir sin temor a represalias –si el diálogo es entre personas con diferentes posiciones de poder y/o asimetrías en organizaciones– o promoviendo la expresión de
quienes tienen bajo perfil o eligen hablar menos en espacios de diálogo y discusión.
El diálogo es ordenado porque tiene objetivos específicos predefinidos que se buscan cumplir. Es estructurado en el sentido de vehiculizar y ordenar la discusión para lograr diferentes hitos o acuerdos, siempre alineados con los
objetivos originales de esta instancia. Hoy en día, existen metodologías ágiles de facilitación creativa que ofrecen una amplia gama de actividades. Sin embargo, este tipo de ejercicios no es nuevo, se usa habitualmente en campos como la psicología, la pedagogía, la sociología de las organizaciones o el management, cada uno con diversas técnicas.
Para acceder al estudio sobre Diseño Colaborativo