Por Paola Varela
El costo de atender situaciones graves de abusos en razón del género es 22 veces mayor para el Estado que llevar adelante políticas de prevención y asistencia temprana; afirma el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
Sin embargo, en tiempos en los que se limitan los recursos públicos destinados a programas de prevención, la acción de las sociedad civil es clave para dar respuesta ante la emergencia.
El poder de accionar
El dolor y la indignación de ver que la vida de otra mujer se apagaba después de haber pedido socorro, impulsó a Fabiana Fondevila, escritora y fundadora de Mujeres en Acción a tomar acción y poner en marcha una red para ofrecer apoyo. “Me pregunté, ‘¿por qué las mujeres tenemos que esperar a que el Estado haga algo?’ y convoqué a todas las personas que conocía para iniciar un espacio de ayuda”.
La idea de atender a estas necesidades en tiempo real fue el impulso que movilizó a la escritora a dar vida a esta agrupación que nació como un espacio de asistencia terapéutica, legal y de contención para quienes sufren violencia y precisan escucha y asesoramiento.
Hoy el grupo reúne a varias colaboradoras, que dan respuesta a mujeres provenientes de 9 provincias y 6 países. En una primera instancia, la atención que brindan es individual, pero luego se invita a la persona a participar de encuentros grupales.
“Es importante que las víctimas de violencia puedan hablar en un ambiente protegido; que haya una herramienta disponible para otorgarles una primera escucha y brindarles orientación”, dijo Fondevila en diálogo con Intersección.
Amplificar el impacto
Lo que comenzó siendo un impulso colaborativo creció y se consolidó gracias al aporte de la innovación tecnológica que llegó de la mano de la empresa de software GetBee, dirigida por mujeres y basada en Dubai. Eso derivó en la posibilidad de ofrecer este apoyo en tiempo real y a más mujeres que lo requieran porque las voluntarias de Mujeres en Acción pueden ser contactadas de inmediato.
“Para poder acceder a una llamada o reservar una consulta solo necesitan tener un celular con internet”, aclaró Fondevila. No hay mayores trámites, ni complicaciones; mucho menos grandes esperas. Al ingresar al sitio web, se ve en el centro de la portada un botón que permite iniciar el contacto sin tener que registrarse o dar información personal.
El anonimato es fundamental para facilitar un acercamiento inicial y generar confianza con la persona. La vergüenza y el miedo son sensaciones usuales entre las mujeres que acuden a este equipo por ayuda. “Las voluntarias son muy empáticas y están lo suficientemente capacitadas para no pedir ningún dato o preguntar sobre cosas que las usuarias no quieran contar”, agregó Fondevila.
“Siempre quise estar presente cuando hay una emergencia, no de vida o muerte, porque ahí hay que llamar al 911. Pero sí cuando hay angustia o quienes sufren necesitan a alguien con quien hablar y ser orientadas”, señaló. A partir de esta innovación se abre la posibilidad de llegar a la mayor cantidad de personas, por eso es muy importante la difusión.
En un momento en el cual la política de déficit cero del Gobierno nacional golpea profundamente a las acciones en contra de la violencia de género y asistencia a las víctimas, la ayuda de estas mujeres organizadas es vital. “En relación al tamaño de este flagelo, esto que hacemos es una gota de agua, pero por lo menos estamos ofreciendo activamente ayuda”, afirmó Fondevila.
Cambiar paradigmas
“Cuando una palabra falta en un idioma, es porque hay una realidad que no es captada”, citó Maria Fernanda Benítez, psicóloga, quien lleva adelante junto a otras dos profesionales un grupo terapéutico semanal. Aquella frase del Hermano David Steindl-Rast resonó en su cabeza y activó la reflexión sobre cómo los términos utilizados contribuyen a normalizar ciertos flagelos; en este caso la violencia de género.
“Aquí no creo que falte esa palabra, sino que ya no expresa lo que es en realidad”, insistió la voluntaria, haciendo referencia al vocablo “episodio”. Muchas veces las mujeres se refieren a las situaciones de agresión como hechos aislados. No son conscientes de que la violencia es verdaderamente una conducta peligrosa y enraizada que afecta a toda la sociedad.
“El maltrato histórico a las mujeres ya no es episódico, es más bien estructural”, resalta Benítez, mientras trata de explicar que cada golpe o destrato es un síntoma de ese andamiaje basado en la supremacía machista. Pero cuando el relato de las víctimas lo describe como un acto que no guarda relación con lo cotidiano, se pierde la noción de la profundidad que tiene esta problemática.
“El lenguaje es un camino más por donde introducir los cambios, pero a veces también perpetúa realidades. Además de las herramientas que sumamos a esta cultura viva de mujeres despiertas, atentas y curiosas, debemos sumarle la idea de repensar nuestro decir”, concluyó la psicóloga.
Atención integral
La organización brinda asistencia legal las 24 horas. La Dra. Silvina Varalli, especialista en el tema, ha asistido a unas 150 mujeres a accionar contra sus agresores, y a protegerse.
«En una ocasión, pudieron ayudar a una joven cordobesa de 18 años a escapar de su agresor, y refugiarse en Buenos Aires. El hombre había sido encarcelado, luego de que ella llegara escapando de él a la comisaría. Pero quedaba claro que sería liberado en breve, y se montó un dispositivo para que ella ya no estuviera en la provincia cuando ocurriese», relataron desde Mujeres en Acción.
Además, el equipo también organiza un taller de poesía terapéutica en el cual las mujeres que reciben apoyo encuentran la oportunidad de canalizar sus vivencias y transformarlas en arte. «Este recurso ayuda a las mujeres a ampliar la mirada de sí mismas, descubrirse como creadoras, y no dejar que las experiencias difíciles del pasado condicionen su futuro», señaló Maite Moreno Ugartemendia, quien lo facilita.
La revolución de las raíces
En el marco de las acciones que buscan acompañar a quienes sufren situaciones de violencia, Fabiana Fondevila también hace foco en la importancia de la capacitación.
Con esa premisa, escribió La revolución de las raíces, una historia que busca generar conciencia. Este texto fue utilizado en escuelas, con fines educativos.
“Otra de las acciones que me gustaría impulsar desde Mujeres en Acción tiene que ver con la educación. Dictar capacitaciones para enseñar sobre la importancia de la escucha y guiar a las usuarias a sanar sus pasados”, explicó la escritora.
Para conocer más del trabajo de Mujeres en Acción, ingresar aquí
Para solicitar ayuda: Cliquear el botón: Quiero contactarlas o por mail a: primeraescucha@mujeresenaccion.com.ar
Para participar de los talleres de escritura on-line y gratuitos: mujeresenaccionya@gmail.com
Para descargar la Revolución de las raíces, acceder aquí
