Por Lic. Alejandra Perinetti, Directora de Aldeas Infantiles SOS Argentina
La situación que vive nuestro país en relación a este tema, en principio, es compleja debido a que no contamos con un sistema estadístico confiable, exhaustivo y federal. Lo que sí podemos encontrar es información dispersa y datos de diversos organismos.
Algunos resultados y conclusiones de los datos publicados en el marco del Programa de Víctimas contra las Violencias (entre 2020 y 2021), perteneciente a la Dirección Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia, indican que casi la mitad de las víctimas de violencias registradas (48,7%) eran niños, niñas y adolescentes; y 6 de cada 10 víctimas de violencia sexual (58,7%) eran niñas, niños y adolescentes.
Los abusos aumentan a medida que crecen los niños. Así, entre 0 y 5 años ocurre el 16,9%; entre los 6 y los 11, llega al 32,6%; y de 12 a 17, alcanza al 50,5%. El 84,6% de los agresores son del ámbito de confianza de la víctima, ya sean familiares o conocidos. En todos los grupos etarios, el mayor porcentaje de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual son dirigidas hacia la mujer, representando casi 4 veces más que el masculino.
Los abusos dejan huellas y heridas difíciles de sanar que, sin el acompañamiento acorde, pueden extenderse durante toda la vida. Por eso, es fundamental trabajar en la prevención y la detección temprana para proteger a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de daños irreparables en su desarrollo y bienestar.
Promovemos la formación en Crianza Positiva para fortalecer las capacidades de cuidado de las familias y que puedan relacionarse desde la afectividad, respetando los derechos de los niños y niñas bajo su cuidado, y propiciando ámbitos en donde ellos/as puedan dedicarse a lo único que deben hacer: explorar, jugar, aprender y crecer.
Las huellas del maltrato son reversibles si se interviene en el momento adecuado. Ante la pregunta recurrente de ¿es posible hacer algo ante el abuso?. Es posible y mandatorio trabajar desde la concientización, pero para lograrlo es necesario fortalecer los vínculos familiares y comunitarios; generar espacios y momentos de conversación; charlar sobre la sexualidad y otros temas desde el disfrute y la afectividad, de acuerdo a las creencias de cada familia, y finalmente estar siempre atentos a los cambios de comportamiento.
Ya que cuando el hecho ocurre, lo primero que hay que hacer es lograr una escucha atenta y afectiva en donde la niña/o sienta que alguien le cree, escucha y contiene, reafirmando su sentido de justicia y confianza, para luego poder denunciarlo ante la Autoridad de Aplicación.
La prioridad es proteger
La infancia es un momento vital al que tanto la familia como el Estado deben proteger de modo prioritario. Debemos fortalecernos como una sociedad sensible a las experiencias adversas desde una mirada atenta y comprensiva, a sabiendas que las situaciones crónicas de violencia y negligencia en el contexto de cuidados familiares transforman el mundo interno del niño y la niña.
Además, instamos al Estado, como garante de Derechos de las Infancias, a priorizar esta problemática y llevar adelante intervenciones tanto en la concientización sobre las consecuencias de la violencia contra los/as niños/as, como también en la gestión de políticas públicas que den respuestas interinstitucionales con un abordaje integral.
Pero también, es imperativo lograr un sistema judicial que contenga y acompañe a las víctimas en el momento de la denuncia y la obtención de justicia. La mayoría de los casos quedan impunes y muchas de ellas no denuncian debido a la dificultad de identificar lo que les sucedió, el sentimiento de culpa y el silencio impuesto por el agresor, la falta de apoyo y creencia de las personas cercanas, entre otros factores.
A esto se suma la tan temida “prescripción” del delito, que lejos del priorizar la protección integral de las niñas, niños y adolescentes contribuye a que las víctimas se alejen de la denuncia y la búsqueda de justica como un modo de reparar el daño ocasionado.
Dónde denunciar
– Programa de Las víctimas contra las Violencias: 0800-222-1717 o 137 – WhatsApp: 11 3133 1000