sábado, octubre 18, 2025

“De los laberintos se sale por arriba”

Carlos March, de Avina, aporta ideas frente a la crisis global de recursos que afecta al sector social

Por Carlos March, director de Futuro de Fundación Avina

El 24 de enero, el flamante presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva suspendiendo la financiación de toda la asistencia exterior de Estados Unidos para evaluar su alineación con los valores estadounidenses, principalmente la canalizada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) -el principal organismo de cooperación internacional del gobierno norteamericano-, la cual sería desactivada.

Esta medida generó en el mundo filantrópico una crisis global sin precedentes ya que muchas ONG recibían importante financiamiento de esta agencia.

Para superar estos contextos hostiles lo primero que requiere la sociedad civil es poder definir las cosmovisiones desde donde abordarlos, algo clave para elaborar diagnósticos certeros para enfrentar la ruptura.

La profundización por parte de varios gobiernos del paradigma del éxito basado en la acumulación de recursos y de poder que expanden las asimetrías requiere, para reducirlas, la elaboración de lecturas de contexto fundadas en la cultura del cuidado.

Existen cuatro niveles de cuidado:

1) Cuidar a los cercanos desde transacciones ganar-ganar;

2) Cuidar al lejano, al vecino, al colega de trabajo a partir de las organizaciones comunitarias (clubes barriales, bibliotecas populares, sociedades de fomento);

3) Cuidar al extraño, al desconocido, apoyando y promoviendo la generación de bienes públicos de calidad;

4) Cuidar al planeta a partir del cuidado de los bienes ecosistémicos y la disposición de bienes comunes globales.

Identificar en contextos de ruptura el daño generado a buena parte de la sociedad es clave para establecer estrategias de acción de mitigación, interpretando lo que emerge para impulsar iniciativas propias.

Geopolítica colaborativa

Salir de la geopolítica de la soberanía donde el otro es el enemigo por vencer o a invadir para pasar a la geopolítica colaborativa donde las comunidades -o los países- se agregan valor mutuo.

Neutralizar el daño que generan los contextos hostiles implica desarrollar estrategias de reducción de asimetrías de poder para que la disputa de intereses contemple las síntesis de contradicciones que demanda la diversidad.

Cuando un sector de la sociedad reúne el poder suficiente para imponer su interés promueve una democracia excluyente.

El desafío consiste en accionar una geopolítica colaborativa que permita construir proyectos colectivos para la dignidad humana y el cuidado del planeta, convirtiendo a la democracia en un proyecto ético construido colectivamente basado en el estado de derecho.

A partir de este abordaje a la realidad, compartimos algunas acciones que permiten activar a las ONG en contextos de hostilidad para salir del diagnóstico y pasar a la propuesta:

Alianzas público-privadas para los bienes públicos

Las alianzas público-privadas son clave para construir bienes públicos de calidad. Un bien público en sociedades cada vez más complejas no es aquel bien o servicio que administra el Estado, sino aquel que está a disposición de todos en igual cantidad y calidad.

Y para diseñar, producir, administrar, distribuir y proteger este tipo de bien público es fundamental que cada actor aporte lo suyo: el Estado, escala; la sociedad civil, especificidad y las empresas, calidad. Y esto es clave porque de la calidad de los bienes públicos depende la calidad de vida colectiva.

Síntesis de contradicciones y convergencias

Diseñar espacios colectivos: saliendo de la lógica del consenso que exige ponerse de acuerdo en el objetivo y en la estrategia para alcanzarlo, para pasar a operar en los términos de las síntesis de contradicciones -que determina hasta dónde diversos actores que comparten agendas pueden llegar juntos, aunque no sea hasta el final del proceso-. Y de las convergencias -coincidir en un objetivo, pero permitiendo que cada miembro del espacio lo alcance desde su propia estrategia.

Usinas de poder ciudadano: Cada organización de la sociedad civil debe ser una usina de formación cívica. En democracia nos enseñan a ser de todo menos ciudadanos y mucho menos demócratas. Los sistemas educativos fomentan la ignorancia cívica y ello debe ser contrarrestado convirtiendo a las ONG en espacios de formación ciudadana. Las organizaciones deberían incorporar voluntarios a sus programas para complementar la capacidad de acción del staff rentado.

La fusión como misión  Analizar si no existe un sobredimensionamiento del sector social, no desde la ponderación de la cantidad sino desde la consideración de la consistencia y en ese caso fusionar organizaciones en función de sus misiones.

Colectivismo estratégico Impulsar compras de insumos o contrataciones de servicios de manera colectiva para poder negociar mejores precios y contratos.

Un objetivo de algunos escenarios internacionales se focaliza en consolidar y ampliar los espacios habilitantes para la plena actuación de la sociedad civil. Si es cierto que se libra una batalla cultural, que otros se centren en la batalla; las organizaciones sociales deberían ser estrategas de lo cultural.

Aquí se puede acceder al documento completo de Carlos March

 

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