jueves, abril 25, 2024

Tres apps contra el desperdicio de alimentos

En Argentina se tiran 16 millones de toneladas de comida, lo que representa un 12.5% de la producción nacional. Diversas aplicaciones aparecen como alternativas para disminuir el derroche y reducir el impacto ambiental.

 

Por Paola Varela

Gran parte del desperdicio de alimentos se da a través de los restos que se desechan en los hogares, del excedente en los platos que preparan los restaurantes y los productos que no pueden ser vendidos en los comercios por defectos en el empaque. En Argentina, se tiran 16 millones de toneladas de comida, lo que representa un 12.5% de la producción nacional, según la Dirección de Agroalimentos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Se trata de una situación que preocupa a nivel mundial y que contrasta con los enormes índices de pobreza, además de que es causante de contaminación ambiental.

En este contexto, la tecnología aparece una vez más como herramienta para ofrecer respuestas a una problemática de la vida cotidiana. Así es que el desarrollo de aplicaciones para celulares que tienden un puente entre consumidores y comerciantes aparece como una alternativa que disminuye la posibilidad de que mucha comida termine en la basura.

Modo Intercambio

Existen ejemplos locales de plataformas diseñadas para gestionar el stock de excedentes y que operan a través de acciones que tienen un triple impacto. Si bien el sistema de cada una difiere en algunos puntos, todas parten de la misma idea: evitar el desperdicio promoviendo la oferta de aquellas mercaderías que podrían perderse y que se compran por un valor más bajo que el habitual.

Una de estas startups es Winim. Fue lanzada en 2019 por Santiago López Silveyra, Federico Broggi y Santiago Guglielmetti, y propone un sistema de intercambio a través del cual los restaurantes y cafés asociados publican las unidades disponibles y el usuario puede obtenerlas hasta con un 90% de descuento sobre los precios que se indican en el menú original.

Hoy, esta iniciativa no solo permite comprar en locales de comida, sino que, además, le abre al usuario una puerta para acceder a comerciantes industriales y distribuidores de alimentos que -por defectos en el empaque- no pueden ser ofrecidos en comercios.  “Nutricionalmente es lo mismo, los productos que vendemos tienen algún problema en packaging, pero que están en perfecto estado”, explica el Santiago Guglielmetti.

Modo Reintegro

Otra forma de operar y ayudar al medio ambiente es la que ofrece Kigüi, una aplicación presentada en 2020 por sus creadores Maximiliano Dicranian y Mauricio Kremer. En este caso el beneficio es la devolución de un porcentaje de lo que gasta el cliente cuando compra mercaderías cuya fecha de vencimiento se encuentra cerca de expirar.

El usuario accede al reintegro de su dinero luego de subir una foto del bien adquirido y del ticket del comercio. Entre las empresas asociadas se encuentran tanto grandes cadenas de supermercados como tiendas de menor tamaño. “Desde que lanzamos se salvaron más de 120 mil alimentos que se hubieran desperdiciado y ya devolvimos más de 5 millones de pesos” celebra Maximiliano Dicranian.

Hay una tercera herramienta en el país llamada Gelt, una iniciativa lanzada en España en 2015 que llegó a la Argentina en abril de 2021. Esta aplicación le informa al usuario cuál es el stock disponible y los locales donde puede encontrarlo. Una vez que el consumidor hace la compra, debe cargar la factura y la app le hace también una devolución.

Modo Ahorro

El tercer ganador en esta ecuación es el medio ambiente, ya que, al disminuir el desperdicio, se limita también la cantidad de gases tóxicos que se liberan al aire. El impacto es indudable, Santiago Guglielmetti comenta: “Con Winim se ha logrado una reducción en la emisión de dióxido de carbono que equivale a 600 mil kilos. Es como un avión dando 80 vueltas al mundo”.

“Saber que en las compras regulares de uno de nuestros usuarios más del 50% son productos que se hubieran tirado, es una motivación gigantesca” afirma por su parte el cofundador de Kigüi y asegura que de no haberse vendido toda esa comida se hubieran afectado alrededor de 220 mil kilos de oxígeno y 11 millones de litros de agua.

Estas plataformas digitales desarrollan acciones simples pero concretas que impactan directamente sobre el ecosistema y generan beneficios para todos sus participantes. Para Santiago Guglielmetti, el desperdicio conlleva un desastre enorme y recuerda que aquello lo incentivó, junto a sus amigos y socios, a analizar las formas que había en el mundo para combatirlas.

Maximiliano Dicranian cuenta que su motivación surgió luego de ver todos los recursos que se pierden al no consumir un producto, por un lado y que había una gran cantidad de personas dispuestas a comprarlo, por el otro. Y agrega: “Latinoamérica tiene un gran potencial en cuanto a la gestión de alimentos, si logramos llegar a otros países, se podría obtener un gran impacto en la región”.

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