sábado, julio 27, 2024

“Apagar los fuegos es urgente”

“Prevenir los próximos incendios es una necesidad y restaurar las áreas quemadas es una obligación”.

Por Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina

Ante un escenario de cambio climático que amplifica y agrava las consecuencias de un incorrecto manejo del fuego, nuestro país atraviesa una situación crítica. Destinar recursos para el Sistema Federal de Manejo del Fuego, apuntando a fortalecer la prevención de incendios, cumplir las legislaciones nacionales y provinciales, y un Ordenamiento Ambiental del Territorio que ponga freno a la pérdida de ecosistemas naturales, son vitales para evitar la devastación de los ambientes naturales y la biodiversidad del país.

El cambio climático, originado en parte por el carbono liberado a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, sumado a los incendios forestales y la deforestación, promueve la persistencia de un clima más cálido y seco.

A nivel global se estima que el 75% de los incendios son causados por la actividad humana de manera intencional, o por negligencias que permiten que las quemas se transformen en incendios.

Argentina no escapa a este análisis global, con escasas erupciones volcánicas y donde la incidencia de tormentas eléctricas es menor, este porcentaje puede ser aún mucho mayor.

En Sudamérica, el fuego es un elemento natural en muchos ecosistemas. Particularmente, en la Argentina muchos de los pastizales y sabanas, como los de la región pampeana y el NEA, evolucionaron con pulsos recurrentes de fuego, a diferencia de otros ambientes similares que en otras partes del mundo lo hicieron mediante la acción de grandes herbívoros nativos (como búfalos o caballos) que modelan el paisaje.

Una menor presencia de animales similares en el continente generó que los pastizales sudamericanos fueran más dependientes de los incendios periódicos para no convertirse en ecosistemas con mayor abundancia de árboles y arbustos. Así, las quemas controladas pueden cumplir un rol al renovar la vegetación, reciclar los nutrientes de vuelta al suelo y contribuir al equilibrio natural del ecosistema.  Los incendios, en cambio, resultan una enorme amenaza.

En nuestro país, particular atención presentan las áreas de bosques nativos afectadas por el fuego, las cuales están protegidas por el artículo 40 de la Ley de Bosques que indica que deben ser debidamente recuperadas y restauradas y mantener su categoría en el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de cada Jurisdicción.

La emergencia climática nos demanda actuar de manera urgente para controlar y extinguir los incendios activos, prevenir los próximos, iniciar rápidamente los procesos de restauración necesarios para recuperar los servicios ambientales perdidos, y realizar peritajes que determinen las causas e identifiquen y sancionen fuertemente a los responsables. Autoridades nacionales, provinciales y la ciudadanía deben estar a la altura de esta demanda.

La situación de extrema sequía y altas temperaturas, sumada a los efectos amplificadores del cambio climático, incrementan el riesgo de incendios en ecosistemas que no suelen arder fácilmente. Con esta información y teniendo en cuenta la gran cantidad de gente capacitada y de recursos logísticos que posee nuestro país, se podría y debería reforzar el trabajo para reducir la carga y continuidad del combustible, con tareas de limpieza, podas, raleos, generación de cortafuegos, aun con el uso de quemas prescritas y controladas.

En el caso de la aparición de focos ígneos se los podría atacar tempranamente antes que las llamas sean incontrolables.

Una adecuada articulación interjurisdiccional, con participación pública y privada es central para implementar estas acciones.

Una vez extintos los incendios, es urgente iniciar la correspondiente restauración ecológica y productiva, principalmente impidiendo el cambio de uso del suelo, asegurando la conectividad con áreas no quemadas (que serán fuentes de biodiversidad) y promoviendo técnica y económicamente buenas prácticas agrícolas, ganaderas y forestales que podrán ser herramientas de restauración de los ambientes quemados.

Afrontamos condiciones extremas, en un planeta sometido a recurrentes embates por parte de nuestros sistemas de producción y consumo, hoy más que nunca,quienes somos parte del problema debemos comprometernos a ser parte de la solución.

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