La Fundación Aguas y BBVA se unieron para implementar un sistema que busca mejorar el acceso al agua limpia y saneamiento en las escuelas de Chaco. Como resultado de esa alianza, establecimientos de 4 regiones educativas recibieron sistemas de recolección de agua de lluvia que les asegura el acceso al recurso hídrico.
Recolectores de lluvia
En dos escuelas ubicadas en las localidades chaqueñas de Pampa del Infierno y en Las Breñas, ya cuentan con un sistema de recolección de agua de lluvia denominado SCALL, en respuesta a la necesidad de agua potable. Está previsto que ese mismo método también se implemente en otra escuela de Rivadavia Banda Sur, en la provincia de Salta.
El SCALL es una técnica que permite aprovechar el agua de lluvia para el uso y consumo humano, una opción complementaria a otros sistemas con los que se pueden contar como abastecimiento. La ventaja de esta solución es que brinda agua segura a gran número de personas, e instala capacidad para la autogestión del recurso con programas educativos y capacitación del personal.
Para ello, la Fundación Aguas desarrolla estrategias destinadas a apoyar acciones comunitarias por el agua, “capacitando y generando involucramiento y participación colectiva para un cambio social”, señaló Joaquín María Altgelt, Director de la institución.
Alineados con el ODS 6
Por su parte, el BBVA decidió sumarse a la iniciativa en sintonía con sus metas de Inversión Social y de acción contra el Cambio climático, alineadas con el ODS 6 Agua limpia y Saneamiento. Así, el banco financió la construcción de los sistemas SCALL.
“Nos comprometemos con el cuidado del ambiente y la importancia de nuestros recursos. Por eso ayudamos a la comunidad enfocados en la importancia que tiene el agua para la población”, explicó María Deleonardis, principal manager de Negocio Responsable de BBVA.
Por otra parte, la ejecutiva destacó que a través de esta acción lograron alcanzar a “8200 familias en forma directa, y también tener un impacto positivo sobre toda la comunidad que integran los colegios porque pueden trasladar generacionalmente el aprendizaje sobre el uso del agua generando así un impacto en la educación de estas personas desde la infancia”
La caja y el semáforo del agua
Por otra parte, la Fundación Aguas trabaja con la entrega la Caja del agua, tal como denominan a un kit educativo con diversos recursos didácticos (banners, manuales y cartillas), lúdicos y herramientas para experiencias científicas.
En línea con los ODS 6, 3 y 4, promueve educar con el eje transversal del Derecho humano al agua y con foco en la sostenibilidad del recurso, la salud y la higiene.
Cada escuela beneficiaria de la Caja del agua, recibe capacitación a docentes en la implementación de esta estrategia educativa, para que los alumnos compartan con sus familias las buenas prácticas en el manejo del agua y para realizar un autodiagnóstico sobre la situación de la escuela mediante el Semáforo del agua.
Se trata de una herramienta que permite conocer en profundidad las necesidades de cada institución y formular los proyectos para avanzar con mejoras e investigación en siguientes etapas.
A la hora del balance, el responsable de la ONG reflexionó acerca de la importancia de “empoderar a las comunidades y dejar capacidad instalada pensando en el mediano y largo plazo. No alcanza solo con la participación del tercer sector ni de las empresas por separado. Trabajamos para forjar y fortalecer alianzas entre el sector privado, el tercer sector y los gobiernos locales. Creemos firmemente que ése es el camino”, afirmó Joaquín Altgelt.
Los números del impacto
En total, como parte de este programa se alcanzó a 10.620 estudiantes, 1153 docentes y personal no docente y 8200 familias de las comunidades educativas. La implementación del sistema fue un ejemplo de cómo las empresas pueden trabajar con organizaciones sin fines de lucro para lograr un impacto social y ambiental positivo.
