lunes, octubre 20, 2025

La Unión Europea prohibirá productos que provengan de la deforestación

La medida alcanza al sector agroexportador argentino que deberá redefinir sus modos de producción. Los países serán evaluados según su nivel de riesgo de degradación forestal.

El incremento del consumo y la demanda de alimentos a nivel mundial fomenta la expansión y la intensificación de la agricultura en diferentes regiones –como en Latinoamérica-, lo que suele llevar a un aumento en la deforestación y conversión de ambientes naturales. El Informe Planeta Vivo 2022 de WWF advierte que la creciente destrucción de la naturaleza está teniendo impactos catastróficos no solo en las poblaciones de vida silvestre, sino también en la salud humana, los medios de vida y la seguridad alimentaria.

Existe una clara relación entre el consumo de los países europeos -especialmente de soja y carne vacuna- y varios de los principales Frentes de Deforestación identificados mundialmente, incluyendo el Cerrado y el Amazonas en Brasil y el Gran Chaco en Argentina y Paraguay. Varios informes muestran cómo el consumo de productos agrícolas en el Reino Unido y en la Unión Europea (EU)  están contribuyendo a la destrucción de bosques y otros ecosistemas naturales, incluidos pastizales y humedales e impactando de manera negativa sobre las comunidades locales.

Cambiar modelos productivos

La Unión Europea aprobó recientemente una nueva Ley que busca garantizar que los productos importados a la región no hayan sido producidos en tierras deforestadas. Esta nueva regulación es la primera en el mundo que aborda la deforestación global y reducirá significativamente la huella de la UE en la naturaleza.

“Esta nueva ley impulsa a cambiar las políticas y los mecanismos actuales para alcanzar un sistema de trazabilidad que nos permita detener la degradación forestal por las actividades productivas. El momento de hacerlo es ahora y el camino es claro: redefinir los modelos productivos y contar con sistemas confiables de monitoreo, que contribuyan eficazmente a la conservación de los bosques y ecosistemas naturales y que reduzcan los impactos socioambientales negativos de la actividad agropecuaria en el país”, afirmó Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.

Dado que la UE es una importante economía y consumidora de productos básicos, este paso ayudará a detener una parte significativa de la deforestación y la degradación forestal a nivel mundial, lo que a su vez reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad. Este importante acuerdo se produce justo antes del inicio de la histórica Conferencia sobre Biodiversidad (COP15), que definirá los objetivos de protección de la naturaleza en las próximas décadas.

Aceite de palma, ganado, soja, café, cacao, madera y caucho, así como productos derivados (como carne de res, muebles o chocolate) han sido elegidos sobre la base de una evaluación de impacto exhaustiva que los identifica como los principales impulsores de la deforestación debido a la expansión agrícola.

La nueva regulación europea apunta no solo a reducir los impactos del consumo de sus ciudadanos, particularmente las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad, sino que también busca asegurar los medios de vida de millones de personas, incluidos los pueblos originarios y las comunidades locales de todo el mundo, que dependen en gran medida de los ecosistemas naturales.

Los desafíos que vienen 

La nueva regulación significaría un desafío para el sector agroexportador argentino y la necesidad de redefinir sus modos de producción para adaptarse a las nuevas exigencias y poder mantener las exportaciones.

La Argentina tiene un rol preponderante en el sistema alimentario global y este tipo de regulaciones ayudarán a traccionar cambios en los sistemas productivos, con el objetivo de avanzar hacia una producción sustentable.

Para resolver el conflicto entre la producción de alimentos y la conservación de la naturaleza, es necesario, por un lado, transformar los actuales sistemas alimentarios a gran escala para lograr que sean compatibles con la alimentación de una población global en crecimiento, con el mantenimiento de los servicios que brindan los ecosistemas y con la conservación de la biodiversidad. Y, por el otro lado, es imprescindible contar con información que permita diferenciar aquellos productos provenientes de un manejo sustentable de los que provienen de sistemas de producción con alto impacto socioambiental.

El sistema de trazabilidad permitirá combinar información sobre el tipo de producción, el ecosistema donde se desarrolla y los impactos generados, para lograr rastrear el camino recorrido por un producto comercial desde su origen hasta su destino final e identificar los impactos sociales y ambientales de toda la cadena de suministros.

Argentina es uno de los pocos países que ya cuenta con dos elementos fundamentales: un sistema de registro de establecimientos agropecuarios y seguimiento animal provisto por SENASA, y un sistema de monitoreo constante de deforestación por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Lograr que estos sistemas dialoguen y que se sume el monitoreo de transformación de los ambientes naturales, permitiría el posicionamiento de una parte de nuestros productos con atributos diferenciales en materia de sustentabilidad y responder satisfactoriamente a las demandas comerciales, tanto locales como internacionales.

 

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