martes, noviembre 4, 2025

Ejemplares de Macá Tobiano criados en cautiverio fueron liberados en su hábitat

Los pichones nacieron en la Estación Biológica Juan Mazar Barnett, donde trabaja el Programa Patagonia de Aves Argentinas, y fueron liberados en el estuario del río Santa Cruz

Desde 2010, el Programa Patagonia de Aves Argentinas, trabaja para proteger esta ave en peligro de extinción. Lo hace en colaboración con organismos provinciales y nacionales, ONG, universidades, CONICET e instituciones internacionales. El control de especies invasoras, junto con medidas para mitigar el impacto del cambio climático, han sido sus principales acciones.

El Macá Tobiano fue descubierto recién en 1974, cuando el naturalista argentino Mauricio Rumboll lo halló por primera vez en la Laguna de Los Escarchados, cerca de El Calafate, provincia de Santa Cruz.

Desde entonces, su historia ha sido un vaivén de esperanzas y alertas. Inicialmente se creyó que estaba en grave riesgo de desaparecer, al conocerse apenas 150 individuos. Sin embargo, en la década del 90 la información recabada por la Fundación Vida Silvestre (FVSA) llevó a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a declarar que “lo inhóspito y alejado de su hábitat garantiza su protección”. Pero lamentablemente no fue así, y el ser humano, con sus impactos directos e indirectos, alcanzó también esos rincones.

En 2012, luego de un gran esfuerzo de investigación en estos remotos rincones de Patagonia, el equipo del Proyecto Macá Tobiano obtuvo información que permitió a la UICN reevaluar el estado del Macá Tobiano. Fue entonces cuando se lo elevó a Críticamente Amenazado, la categoría más alta antes de la extinción.

Las pequeñas poblaciones remanentes crían en poquísimas lagunas de altura de las mesetas del oeste santacruceño y migran en invierno hacia los estuarios de grandes ríos, principalmente el del río Santa Cruz.

Este esfuerzo logró estabilizar las poblaciones, pero ante la persistencia del deterioro ambiental —por el cambio climático— se buscaron otras alternativas. Desde hace una década un equipo liderado por la veterinaria Gabriela Gabarain trabaja en una idea audaz y desafiante: criar individuos de Macá Tobiano desde el huevo hasta la liberación. Un proceso sin precedentes no solo para esta especie, sino para todos los macás del mundo.

Ciencia y paciencia

En los últimos cinco años, la reproducción natural del Macá Tobiano ha sido prácticamente nula, pese al esfuerzo constante de los guardianes de colonia —técnicos del Proyecto Macá Tobiano—. Por eso, la cría ex situ representa podría ser una buena esperanza para evitar su extinción.

La estrategia comenzó con aprender a realizar la recolección de uno de los dos huevos que cada pareja pone. El 97% de las parejas solo cría uno de los huevos, mientras que el otro, conocido como huevo de reaseguro, es abandonado.

Fue casi una década de pruebas y más pruebas, de frustraciones convertidas en aprendizajes. Para avanzar más rápido, se ensayó el protocolo en paralelo sumando huevos de Macá Plateado, una especie similar pero más frecuente. En la temporada 2023-2024 se logró completar con éxito el ciclo con esta última especie, por lo que en la temporada 2024-2025 inició con altas expectativas.

Un punto de inflexión

La cría en cautiverio puede cambiar el destino de la especie. Si bien la reproducción natural hoy es casi inexistente, los huevos no suelen faltar, aunque usualmente el viento impide su desarrollo. Recolectarlos y criarlos en condiciones controladas podría generar cohortes anuales de más de 50 juveniles, un refuerzo clave para la población silvestre.

 Pero como en esos casos, para que esta estrategia aplicada al Macá Tobiano sea sostenible, es fundamental fortalecer los recursos disponibles, así como el entramado de alianzas entre las instituciones involucradas: el Programa Patagonia de Aves Argentinas, el Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz, la Secretaría de Estado de Ambiente, la Municipalidad de Puerto Santa Cruz, CONICET, Fundación Bariloche, ICFC, FCEN-UBA, entre muchas otras.

El camino no está asegurado, pero por primera vez en mucho tiempo, hay una esperanza concreta de evitar la extinción del Macá Tobiano, un símbolo de Santa Cruz, de la Patagonia y de toda Argentina.

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