jueves, noviembre 27, 2025

Evitar el desperdicio de alimentos: Respuestas a una demanda urgente

Por María Salvador

En 2022 se desperdiciaron en todo el mundo 1.050 millones de toneladas de alimentos en los sectores minorista, alimentario y hogares, según el Informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos 2024, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Esto equivale a 132 kilogramos per cápita al año, de los cuales 79 kilogramos se desperdiciaron en los hogares.

La pérdida de alimentos se produce en todo su recorrido, desde la producción inicial hasta el consumo final de los hogares. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en América Latina y el Caribe, se estima que el 11,6% de los alimentos disponibles se pierden antes de llegar a la mesa.

Así, la región enfrenta una paradoja: mientras se desperdician millones de toneladas de alimentos, alrededor de 42,5 millones de personas se encuentran malnutridos, ya sea por déficit o por exceso de micronutrientes.

Esto también conduce al desperdicio de recursos naturales como el uso ineficiente de agua, tierra y energía, generando emisiones de CO2 innecesarias. A nivel global, si los alimentos perdidos y desperdiciados se contabilizarán como un país, serían el tercer emisor de gases de efecto invernadero después de China y Estados Unidos, advierte la FAO.  El desperdicio también puede tener repercusiones negativas en la seguridad alimentaria y la disponibilidad de alimentos, y contribuir a aumentar el costo de la alimentación.

La situación local

Argentina no es la excepción. En un país donde el 35,5% de los niños, niñas y adolescentes en el país atravesó inseguridad alimentaria en 2024 – según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA)-,  se desperdician un promedio de 72 kg de alimentos por persona al año, según los datos la Primera medición nacional sobre el desperdicio de alimentos en hogares, en el marco de Estrategia Argentina 2030 Valoremos los Alimentos.

Por su parte, la encuesta Regional sobre Percepción de Desperdicio de Alimentos 2025 de Cheaf – en base a 5.858 personas en Argentina, Chile y México-  evidenció que el 23,1% de las personas tira comida al menos una o dos veces por semana, y un 4,2% lo hace con frecuencia o siempre. Al mismo tiempo, más de la mitad (54,2%) afirma desperdiciar alimentos una vez al mes o menos. La principal causa es su descomposición antes de ser usados (40,8%), seguida por cocinar de más y no consumir los sobrantes.

Acciones nacionales

El país cuenta con el Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, creado por la Ley N°27.454 con el propósito coordinar, proponer e implementar acciones y políticas públicas. Entre sus metas a 10 años se incluyen: reducir entre un 10 y 30% las pérdidas en cadenas estratégicas (carnes, cereales, frutas, hortalizas, lácteos, oleaginosas y papa) y disminuir a la mitad el desperdicio per cápita en hogares y comercios.

Un dato destacado es que Argentina tuvo un rol protagónico en la creación del Día Internacional de Concienciación sobre Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, que se conmemora el 29 de septiembre. La fecha se declaró por la ONU en 2019 a partir de una acción del país, ya que ese mismo año se había instituido en Argentina el Día para la Concientización sobre la necesidad de reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos, mediante la Resolución 44/2019.

 

Iniciativas con impacto positivo 

Existen diferentes iniciativas para la recuperación de alimentos. Una de ellas es la del Mercado Central de Buenos Aires, a través del Programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos. Tiene como objetivo rescatar frutas y verduras aptas para consumo humano y donarlas a diferentes organizaciones como comedores y merenderos comunitarios barriales.  Igualmente, promueve el uso de los residuos orgánicos para la producción de compost.

En el último año el Programa de Reducción de Pérdidas del Mercado Central recuperó 847.753 kilos de alimentos y se entregaron 1.833.206 raciones a comedores y merenderos barriales.

Mientras que, en el norte del país, la Red Alimendar trabaja en esta problemática. “Alimendar nace de una idea sencilla pero poderosa: unir las palabras alimentos y dar. Ese juego de palabras resume nuestro propósito: darle valor a los alimentos que muchas veces se desperdician, y a la vez, entregar solidaridad a quienes más lo necesitan”, explica Gionnatan Borboy, Coordinador General de dicha Red.

Según detalla su trabajo se despliega en tres tiempos: corto, mediano y largo plazo. “A corto plazo, nos enfocamos en los rescates: recuperamos alimentos que, por razones comerciales, estéticas o de producción, están destinados al descarte, pero que conservan la inocuidad necesaria para alimentar a comedores, hogares y merenderos con los que trabajamos”, indica Borboy.

A mediano plazo, profundizan en la formación y el empoderamiento, capacitando a voluntarios y referentes sociales, generando conciencia a través de charlas, eventos y campañas. En el largo plazo, impulsan políticas públicas, diplomaturas y certificaciones que promuevan la reducción, optimización, aprovechamiento y el compartir responsable de los alimentos.

La situación es preocupante. El desperdicio de alimentos es un problema grave en Argentina, en la región y en el mundo entero. Aunque somos referentes en la zona, tanto en políticas como en acciones concretas, sabemos que falta mucho camino por recorrer”, advierte Borboy sobre la situación actual y añade:

En Alimendar sostenemos que esta es una lucha colectiva, que requiere el compromiso de todos los sectores: productores, comerciantes, gobiernos y consumidores. Cada actor debe asumir su rol para lograr un cambio real y duradero”.

 Por último, consultado por las oportunidades afirma que “Son muchas y están al alcance si trabajamos en red y de manera articulada. Poner el tema sobre la mesa, visibilizar la problemática y educar a la sociedad son pasos fundamentales. Venimos de generaciones donde el desperdicio no se discutía, y hoy debemos aprovechar esta conciencia creciente para transformar hábitos y políticas”.

 Apps y plataformas para evitar el desperdicio

La app Cheaf conecta a supermercados, restaurantes y tiendas con consumidores para ofrecer alimentos excedentes en buen estado con descuentos. En los meses de su lanzamiento en el país logró rescatar más de 75.000 kg de alimentos.

Buen Provecho es una plataforma digital creada con el propósito de minimizar el desperdicio de alimentos frescos. Comenzó en 2021 en Uruguay, en 2023 se expandió a Colombia y a fines de 2024 comenzó el piloto en Argentina. La app permite conectar a restaurantes, confiterías, bares, panaderías, dietéticas, rotiserías, verdulerías de modo de poder ofrecer sus excedentes y quienes los necesiten puedan tenerlos a precios con descuentos.

La FAO cuenta con la Plataforma técnica sobre la medición y la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos. Un mecanismo para reunir metodologías, datos comparables y experiencias de países en la medición de pérdidas y desperdicio. También busca fortalecer capacidades técnicas y generar evidencia robusta para la formulación de políticas públicas.

Además, esta plataforma contribuye a la Coalición La comida no es nunca un desperdicio. La iniciativa, lanzada en 2021, reúne a gobiernos, organismos internacionales, empresas y sociedad civil para acelerar la acción contra la PDA. Difunde mensajes comunes, visibiliza buenas prácticas y apoya a los países en la implementación de compromisos concretos.

Banco de Alimentos 

En lo que va del 2025, el Banco de Alimentos Buenos Aires ya recuperó 4.600 toneladas
de alimentos —de las cuales 724 corresponden a frutas y verduras frescas (16%)— y se
propone alcanzar las 7.000 toneladas hacia fin de año.

Este objetivo es el resultado del compromiso de las empresas aliadas, que cumplen un rol estratégico: al elegir donar sus productos en lugar de decomisarlos, no solo refuerzan su estrategia de RSE, sino que se convierten en protagonistas de una causa que combina solidaridad y sustentabilidad.

“Cuando un alimento se desperdicia, no solo se pierde la comida, también se pierden los
recursos invertidos en producirla: agua, suelo, energía, envases, transporte y mano de obra. Recuperar alimentos es una acción que genera un triple impacto: económico, porque reduce costos de logística y almacenamiento; ambiental, porque evita que toneladas de productos sean desechados; y social, porque nos aseguramos de que esos alimentos lleguen a quienes más los necesitan”, destacó Fernando Uranga, director general del Banco de Alimentos Buenos Aires.

Para acceder a más información sobre este tema, ingresá aquí

 

 

 

 

 

 

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