Esta medianoche, el Obelisco y otros monumentos y edificios históricos de la ciudad de Buenos Aires se iluminarán de azul.
Así se marcará el inicio de una serie de actividades, en el marco del Día Mundial de Concientización sobre el Autismo, que se celebra el próximo miércoles, 2 de abril.
La campaña es motorizada por un conjunto de organizaciones de la sociedad civil y familias comprometidas con esta temática.
Entre otras actividades, está programada una gran bicicleteada, que arrancará a las 14 en San Isidro, pasará por la cancha de River, luego por el Monumento a los Españoles y el Obelisco, para finalmente llegar a la Plaza del Vaticano, ubicada en Viamonte y Cerrito.
En paralelo, a partir de las 15, se desarrollará una caminata por el autismo, que partirá desde Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, y recorrerá avenida Rivadavia, Avenida de Mayo, Carlos Pellegrini, Corrientes y Cerrito, para terminar también en la Plaza del Vaticano, donde tendrá lugar el acto central.
Los datos de la OMS
El autismo, llamado también trastorno del espectro autista (TEA), constituye un grupo de afecciones diversas relacionadas con el desarrollo del cerebro. Las características pueden detectarse en la primera infancia, pero, a menudo, el autismo no se diagnostica hasta mucho más tarde. Según la Organización Mundial de la Salud, cerca de uno de cada 100 niños y niñas tienen autismo.
Las capacidades y las necesidades de las personas con autismo varían y pueden evolucionar con el tiempo: mientras algunas pueden vivir de manera independiente, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y apoyo durante toda su vida.
“La atención a las personas con autismo debe ir acompañada de medidas en el ámbito comunitario y social para lograr mayor accesibilidad, inclusividad y apoyo”, señalan desde la OMS.
Desde la primera infancia y durante toda la vida, una amplia gama de intervenciones pueden optimizar el desarrollo, la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas con autismo.
El acceso a intervenciones psicosociales tempranas basadas en las evidencias puede mejorar la capacidad y la calidad de vida de las infancias con autismo.
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