En el Día Internacional de la Conciencia por la pérdida y el desperdicio de alimentos, desde Fundación Vida Silvestre Argentina destacan la importancia de implementar acciones para generar conciencia y revertir esta problemática, en un contexto en el cual, en muchos países, los índices de pobreza y emergencia alimentaria van en aumento cada día.
| Según el informe de WWF Enviado a la basura, a nivel mundial se pierden alrededor de 2.250 millones de toneladas de alimentos al año, entre el desperdicio en los establecimientos agropecuarios, en los comercios, en los hogares, y en las etapas de transporte, almacenamiento y fabricación. Se estima que de todos los alimentos cultivados y producidos, aproximadamente el 40% no se consume y termina en la basura.
Enviado a la basura es la primera cuantificación del desperdicio total de alimentos en los establecimientos agropecuarios desde el 2011. Junto al desperdicio también se “desecha” una gran cantidad de recursos naturales: se estima que se utilizan aproximadamente 4.4 millones de km² de tierras agrícolas y 760 km³ de agua para producir el alimento que luego se desperdicia. A nivel global, el sistema alimentario es responsable del 80% de la pérdida de biodiversidad, el 80% de la deforestación y el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). “A nivel mundial, más de 800 millones de personas no tienen cubiertas sus necesidades básicas de alimentación. Y en Argentina, el 30 % de niños, niñas y adolescentes sufre emergencia alimentaria. Con la cantidad de comida que termina en la basura, se podría alimentar más de 7 veces a quienes hoy padecen hambre en el mundo” afirmó Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina. Según la FAO, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es considerada una buena manera de reducir los costos de producción y aumentar la eficiencia del sistema alimentario, mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición y contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente. Enviado a la basura propone diferentes acciones para revertir el desperdicio de alimentos en todas las etapas de la producción y consumo: 1. Mercados y cadenas de suministros: las prácticas de mercado actuales mantienen equilibrios de poder asimétricos que favorecen a los mercados sobre los agricultores. Esto debilita la capacidad de los agricultores para negociar y disminuye sus ingresos, lo que dificulta romper los ciclos de pobreza. 2. Gobiernos nacionales: este tema debería ocupar una posición más alta en las agendas gubernamentales, con objetivos que apunten a desarrollar políticas que protejan a los agricultores de prácticas comerciales desleales, inversión en infraestructura, I + D y capacitación, y leyes de pesca y bienestar animal más fuertes que reduzcan volumen de residuos. 3. Instituciones multilaterales y ONGs: a nivel mundial, se deben impulsar iniciativas y programas futuros que establezcan objetivos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en un 50%. Los informes de pérdida y desperdicio de alimentos que se desarrollen deben incluir los datos de todas las etapas de la producción y el consumo de alimentos, y sus impactos sociales, ambientales y económicos. 4. Ciudadanos: el público también juega un papel activo en la búsqueda de revertir el desperdicio de alimentos. Comunicar y concientizar sobre esta problemática puede generar ciudadanos informados, más responsables y activos, que puedan tomar el control de sus elecciones alimentarias y evitar la pérdida de alimentos. |













