Después de anunciar el lanzamiento de su 13ª emisión de obligaciones en el formato de bonos vinculados a la sustentabilidad (SLBs), por un valor de R$1,32 mil millones, Natura recibió inversiones de IFC -Corporación Financiera Internacional- y del BID Invest, brazo del sector privado del Banco Interamericano de Desarrollo, por R$300 millones y R$200 millones, respectivamente.
Se trata de un acuerdo de una escala sin precedentes y el mayor que afecta a la Amazonia por el carácter pionero de la multinacional brasileña de cosméticos al convertirse en la primera empresa en emitir un bono ESG vinculado a bioactivos procedentes de la diversidad latinoamericana.
Para Silvia Vilas Boas, Vicepresidenta de Finanzas y Estrategia de Natura, “este instrumento es ideal para alinear nuestros compromisos financieros con nuestros objetivos de sustentabilidad, porque nos permite atraer a inversores que comparten nuestra visión del desarrollo sustentable”.
Invertir y proteger
Esta iniciativa se inscribe en a decisión de la compañía de apostara los instrumentos financieros sustentables para apoyar sus iniciativas. De hecho, busca promover en otras empresas la idea de que se pueden generar ingresos al mismo tiempo que se contribuye a la protección del medio ambiente.
“El dinero no lleva un sello, lo que nos daría más libertad en el uso de los recursos. Pero al emitir un SLB, nos comprometemos a alcanzar metas medioambientales y/o sociales objetivas en un plazo determinado, que en nuestro caso es de 7 años. La idea de un SLB en su conjunto es financiar la mejora de los resultados ESG de las empresas que los emiten”, explica Silvia.
Latinoamérica presenta un inmenso potencial para liderar a escala mundial este modelo de negocio que armoniza la generación de ingresos con la conservación del medio ambiente y la regeneración del entorno.
Apuesta por los bioingredientes
Uno de los principales compromisos asumidos por la compañía es el desarrollo de nuevos bioingredientes amazónicos. Hasta ahora, la empresa ha desarrollado 44 de ellos y el modelo de negocio implantado en la Amazonia desde hace 25 años ha contribuido a la conservación de 2,2 millones de hectáreas de bosque, en colaboración con más de 10.000 familias locales. El objetivo es llegar a 49 en 2027.
“Al desarrollar más activos de la Amazonia y usar cada vez más bioingredientes en nuestros productos, también aumentamos el número de familias productoras beneficiadas por nuestro modelo regenerativo. Esto distribuye más ingresos e impulsa la economía local, al tiempo que ayuda a mantener la selva en pie. Hemos formado así una red de impacto positivo que beneficia a todos los implicados y contribuye tanto a la conservación como a la regeneración de la selva”, afirmó Vilas Boas.











