En plena cumbre climática COP30 en Belém, Brasil, B Lab dio a conocer una investigación que reavivó el debate global sobre el rol del sector privado frente a la crisis ambiental.
El estudio, titulado La naturaleza del negocio, analizó datos de miles de Empresas B y compañías no certificadas de distintos países y concluyó que la adopción masiva de sus actuales prácticas de gestión podría reducir en 0,5 °C el aumento previsto de la temperatura mundial de aquí a 2100.
El informe llega en un momento crítico. Con las políticas actuales, organismos internacionales proyectan un incremento cercano a 3,3 °C hacia fin de siglo. En cambio, el modelo planteado por B Lab —basado en el simulador climático En-ROADS— señala que aplicar prácticas como medición rigurosa de emisiones, metas científicas de reducción, innovación circular y gestión ambiental integral permitiría evitar 600.000 muertes por calor extremo y disminuir el riesgo de colapso de ecosistemas enteros.
“Es posible hacer negocios aportando soluciones a los desafíos sociales y ambientales que enfrentamos como humanidad”, afirmó Francisco Murray, Director Ejecutivo Regional de Sistema B. Y agregó que el escenario actual exige acelerar la descarbonización pero también “garantizar que la transición sea justa, inclusiva y basada en la dignidad humana”.

Las Empresas B son organizaciones que, además de criterios económicos, incorporan compromisos legales y públicos para evaluar el impacto de sus decisiones en las personas, la comunidad y el ambiente. En la actualidad, existen más de 10.300 Empresas B en 102 países, con Argentina como segundo país de Latinoamérica con mayor cantidad (278), detrás de Brasil.
La investigación comparó desempeños ambientales en múltiples sectores y tamaños de empresa. El análisis reveló que las Empresas B implementan prácticas de mayor alcance y profundidad que las compañías tradicionales, y que la medición sistemática de emisiones resulta determinante para mejorar resultados.
También identificó que aquellas que adoptan objetivos basados en la ciencia logran reducciones sustancialmente mayores de gases de efecto invernadero.
El documento advierte que la humanidad ya superó siete de los nueve límites planetarios, un umbral crítico que podría comprometer la estabilidad de los sistemas naturales. Frente a ese escenario, las Empresas B aparecen como actores capaces de adaptarse con rapidez, integrando la naturaleza en la toma de decisiones y fortaleciendo la relación con los grupos de interés para aumentar su resiliencia.
Sarah Schwimmer, Codirectora Ejecutiva de B Lab Global, sostuvo que estas compañías demostraron en dos décadas “que existe una forma diferente de hacer negocios”. Desde su perspectiva, los resultados del estudio confirman que este modelo “puede convertirse en una fuerza decisiva en la lucha contra la crisis climática”.
Innovación con impacto
Además del análisis general, el informe reúne ejemplos de soluciones desarrolladas por Empresas B en diferentes industrias. Entre ellas se destacan:
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Notpla (Reino Unido): creadora de envases a base de algas para reemplazar plásticos de un solo uso.
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Yerba Madre (Sudamérica): promotora de prácticas de agricultura regenerativa en la producción de yerba mate.
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EILEEN FISHER (Estados Unidos): su programa Renew recuperó casi 3 millones de prendas desde 2009, impulsando el reciclaje textil a textil.
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United Repair Centre (Reino Unido): referente en reacondicionamiento de prendas a gran escala, en alianza con marcas globales.
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Circ (Francia): desarrolladora de la primera planta de reciclaje textil industrial del país, con una inversión de 500 millones de dólares.
Las conclusiones del estudio vuelven a colocar al Movimiento B en el centro del debate climático global. En una COP30 marcada por la urgencia y el llamado a acelerar compromisos, los datos sugieren que el sector privado podría desempeñar un papel más decisivo del que se suponía para evitar un escenario de daños irreversibles.
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